miércoles, 27 de mayo de 2009

El fotógrafo y la muerte


Reconozco que no me gustan las editoriales como Suma de Letras, dodne hay un escritor de verdad por cada nueve periodistas que sólo redactan libros, pero esta obra merece la pena. Me refiero a El fotógrafo y la muerte, de Antonio López Alonso.


Un instante, dos disparos. El 5 de septiembre de 1936, el joven miliciano de la CNT Federico Borrell cae abatido en Cerro Muriano. Robert Capa capta el momento con su cámara y obtiene la fotografía más célebre de la Guerra Civil, que le daría fama internacional.
Antonio López, que cursa su último año de Medicina en Estados Unidos antes de especializarse como forense, tiene ocasión de contemplar la instantánea y un cúmulo de sensaciones lo invade. La guerra, un eco todavía lejano para este estudiante fuera de su país, toma cuerpo con todo su horror en la figura de un muchacho que cae hacia atrás herido de muerte. Y Antonio repara en que es precisamente este hecho el que tanto le ha impresionado: lo que la foto muestra es el instante exacto en que un ser humano deja de existir; lo que el fotógrafo ha inmortalizado es ni más ni menos que la muerte.¿Puede realmente darse tal coincidencia? ¿Puede un fotógrafo disparar su cámara en el preciso momento en que alguien acaba de exhalar su último aliento? ¿O se trata de un montaje, de un simple truco?Esto es lo que Antonio se propone averiguar.Antonio López Alonso, a través de una investigación apasionante, reconstruye las circunstancias que convergieron aquel día de septiembre en Cerro Muriano, nos acercará a la figura de uno de los más reconocidos fotógrafos, nos emocionará con las vivencias de personajes anónimos de vidas sencillas y honestas, nos introducirá en el ámbito de personajes célebres que destacaron en diferentes áreas en la segunda mitad del siglo XX y hará nuestro el conmovedor viaje interior del protagonista, cuya búsqueda de la verdad, que no abandona nunca, le conducirá a turbadoras regiones en que el límite entre sueño y realidad se desdibuja.

Después Planeta ha sacado un librito que itnenta parecerse a esta obra de arte, pero es muy inferior. López Alonso sin duda es la estrelal del catálogo de Suma de Letras.

jueves, 14 de mayo de 2009

Cuentos reunidos, de Roberto Fontanarrosa

Roberto Fontanarrosa nació en Rosario, Argentina, 1944 y murió hace poco más de dos años. Fue un genio del humor gráficoy cuando ya lo tenái todo logrado se consagró como escritor. De los autores que he leído hiospanoamericanos, me aprece el mejor cuentista.
Para Fontanarrosa la literatura es el medio con que el humor y la ironía desmontan el mundo y lo colocan en su justa perspectiva, una en la que todo es susceptible de fallar, de alcanzar la cúspide del ridículo, y la tarea de los críticos no le parece una excepción. Aseguraba Fontanarrosa, el negro: "De mí se dirá posiblemente que soy un escritor cómico, a lo sumo. Y será cierto." Pero Fontanarrosa es más que un escritor cómico, su voluntad crítica eleva la calidad de su trabajo a otros muchos campos del quehacer literario. Es cierto que sus cuentos son un soplo de humor, pero eso no quita la ironía desenfadada y precisa, la crudeza ilimitada y la ligereza de sangre con que siempre ataca el mismo y desasosegante misterio de la condición humana, nuestra capacidad para tropezar tantas veces como sea posible.
La "inflamación" humorística a la que se someten todos los objetos que irrumpen en el universo Fontanarrosa, tan evidente en sus cuentos de fútbol, permea toda su obra, contaminando no sólo a los personajes sino a las realidades en que éstos deambulan, a los géneros y estilos literarios a que suele hacer referencia.
No puedes leer a Fontanarrosa sin parar de reir, pero luego miras alrededor y ya no ves el mundo igual. Muestra a la gente, a todos, con sus miserias, sus mezquindades, sus pequeñeces, a veces con crueldad, pero te hace reir. El primer volumen de sus "Cuentos reunidos", editado por Alianza, es sobrebio, magistral, una joya del humor y de la literatura realista. Aconsejar algún relato en concreto sería injusto. Hay que leerlos todos. Evítenlo los serios, los rigurosos, los que tengan alma de presidentes de comunidad de vecinos o de diputado regional. Es la locura. Así murió, envenenado de realidad y amargura.
Un genio.