viernes, 28 de marzo de 2008

Nata soy, de Antonio Álamo

Nata soy es un extraordinario libro de Antonio Álamo sobre la Iglesia Católica. Trata la historia de Gaspar Olivares, un apocado fraile exorcista de Extremadura que es llamado al Vaticano. Su misión es expulsar al maligno que se ha apoderado del cuerpo del Papa. La difícil empresa se complica aún más cuando fray Gaspar conoce al Papa, un tipo con una visión muy particular del catolicismo y un tanto alienado; a su obseso secretario; al obispo primado de Zambia, seguidor de la dilatada tradición envenadora de la Santa Sede, (recordemos Juan Pablo I) o a un secretario de Estado con tendencias homicidas. Y por si fuera poco, el pobre fraile deberá escribir un discurso fundamental para el futuro de la Iglesia y lidiar con propuestas homosexuales. Lo más flojo de la novela es el final, pero la obra en sí es fantástica.

jueves, 27 de marzo de 2008

Donde no llegan los sueños, de Miguel Angel de Rus

Conocí a Miguel Angel de Rus gracias a su libro Evas. Me impresionó que es un tipo impresionantemente grande y sexy. Después leí Bäsle, mi sangre, mi alma, y creo que es un libro extraordinario sobre Mozart. pero quiero dejar un apunte sobre Donde no llegan lo sueños. Es literatura de alta tensión, como apunta su prologuista, propia para leerse en el jardín umbrío de un frenopático; para pensar, para ver el mundo distinto; es un libro que más que leer te mata. Mejor que la mejor novela gótica y desesperanzado hasta enrojecerte los ojos. Hay tanto sufrimiento... es el libro del árbol del bien y el mal, la manzana que no hay que morder, porque lleva a una insoportable cordura que te vuelve loco. Leí en Cambio 16 que afirmaban que es uno de los mejores libros de los últimos 20 años. Creo que se quedaron cortos. De Rus es la luz que hay al final del túnel, en forma de incendio. El relato de los dos ataúdes es la vida descrita en su pura crueldad; la pantera en la habitación en sublime, con muchas lecturas, y el de La verdad es definitivo.

Fabulosas narraciones por historias, de Antonio Orejudo

Fabulosas narraciones por historias, de Antonio Orejudo, es un de mis libros preferidos de la literatura española de los diez últimos años. El protagonismo corresponde a la Residencia de Estudiantes, a principios de los años 20, en la que tres muchachos inician una estrecha amistad: Patricio, sobrino de José María Pereda, que sueña con ver publicada su novela realista; Martiniano, sobrino de Azorín, azotado por el resentimiento contra la intelectualidad, y Santos, de origen rural, aficionado a la literatura pornográfica de La Pasión y al arrebatador erotismo de las mujeres maduras. El espíritu contestatario de los tres jóvenes pone en peligro el proyecto de La Residencia: crear una nueva generación literaria (la del 27), dirigir su difusión y controlar los beneficios editoriales derivados de todo ello. El barón Leo Babenberg, que financia el proyecto a la sombra de Ortega y Gasset, practicará sus excelencias manipuladoras con los tres amigos para neutralizar toda resistencia. Orejudo destroza la Residencia , a la Generación del 27 y sobre todo al soso de García Lorca, al que retrata como un niñato deseoso de leer sus poesías a cualquiera.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Soy Leticia, pelirroja, 27 años. Amo la literatura y el mar

Hola, soy Leticia. Soy pelirroja tengo 27 años, amo la literatura y el mar. Nací en enero de 1981, llegué hace 7 años a España y aquí me quedé para siempre. Soy capricornio, mido 1,76, tengo los ojos azul-verdosos, no estoy casada, me gusta la literatura rusa y la española, también la francesa, la música clásica y los pueblos de Castilla.
Se me olvidaba, nací en Ucrania, en Zaporozhye.
En la actualidad trabajo en uno de esos sitios inmensos que tienen miles de libros, discos, películas, etc.
En este blog iré reseñando los libros que leo y que me gustan.
Prefiero Norman Mailer a Miller, Gogol a Tolstoy, Michel Houellebecq a Marguerite Duras, Miguel Angel de Rus a Javier Marías, Antonio Orejudo a Pérez Reverte, Mario Vargas Llosa a Borges.
Cada cual tiene sus defectos.